miércoles, septiembre 28, 2011

Heler - Quédate



Quédate, quédate por siempre
Hasta que el cielo sea mi hogar
Lléname, llena cada instante
Tu presencia quiero respirar
Y caminar sólo si tu vas
Y olvidar lo que queda atrás

Te llevo en cada momento
Y aunque pase el tiempo
Sigues dentro
Te siento en cada segundo
Eres como el viento
No te veo, te siento

viernes, septiembre 23, 2011

He vuelto a pronunciar...


He vuelto a pronunciar aquellas palabras que había dicho que no iba a volver a decir, he vuelto a escribir aquello que me dije a mí mismo que no iba a escribir, he vuelto a hacer aquello que por mi propio bien no iba a hacer... ¿me traicioné a mí mismo? ¿cómo pudo pasar? Abandonar así, de pronto, todas aquellas ideas que cierto día hice mías... Suele suceder que un día, sin previo aviso, te despiertas enamorado.

sábado, septiembre 10, 2011

Escribir por ejemplo... (Monólogo)

Emilio Carballido

Puedo escribir los versos más tristes
esta noche...
Pablo neruda

(Despacho de abogado medianamente próspero. Comodidad indispensable, pero ningún lujo. Escritorio, teléfono, anaqueles con libros. Un calendario que indica: 1950.

Está Ernesto Beltrán Jr. consultando un diccionario enciclopédico. Suena el teléfono)

Ernesto: - Despacho del licenciado Beltrán. - No, no está, señorita. ¿Gusta dejarle algún recado? - Habla el hijo del licenciado Beltrán. - Está muy bien. - De nada. (Cuelga.) - Vieja molona. (Vuelve al diccionario.) Hasaní... hasta... hastial... hastiar... No, ya no. (Busca en otro tomo anterior.) A... a... asondar... asperiego... aspercillo... asperón... aspesura... ¡áspid! Ajajá: áspid. (Va al teléfono y marca un número.) Quihubo. - ¿La buscaste? - ¿No?. Pues es sin hache, sí, sin hache. - Claro que sin hache, idiota. - Sí. - De todos modos ya quité ese verso. - Pues para convencerme. - Sí, estaba yo seguro. - Oye cómo quedó:

Entre semillas de girasoles,
envuelto en papel azul turquí
finamente guardado y envuelto
está el beso que nunca te di.

Aquí venía lo de los áspides, pero desentona y lo corté. Luego sigue:

El beso, sí,
el que se fue poniendo amarillo,
el que pude perderlo pero no lo perdí...

No, no. A mí me gusta más así. No, qué va a estar mejor antes. -¿Qué cosa? -A mí qué me importa que no se use ya la rima. ¿Y quiénes no la usan? -Aaaaah, es remalo. -Sí, una mugre. Pura mugre destilada y quintaesenciada, sí. –En cambio, Neruda sí usa la rima. ¡N’hombre! ¿Y los veinte poemas? –Sí, los veinte. –Ahhh, ¿verdad? –Oye, pero la carta... –Sí, hombre, claro que he estado escribiendo la carta. –No, si le doy los versos me va a decir que qué bonitos están y no se va a imaginar que son para ella. –Me río de la intuición femenina. – Pero estoy hecho bolas, oye. -¿Te leo lo que llevo? –No, no hagas esa voz de resignado. –Qué te importa. –No, no te digo. –Porque no. –Sí, sí es del grupo, pero vas a empezar a molerme delante de ella, ya te conozco. –No, no te digo quién es. –Pues cláchame, a ver si puedes. (Suena el timbre de la puerta.) – Espérame, están tocando. (Deja el teléfono y va a abrir. Se asoma a todos lados. Grita hacia fuera.) Ya te vi, desgraciado, vas a ver. (Cierra, dando un portazo. Entre dientes.) –Maldito escuincle... (Coge el teléfono.) –Era el desgraciado chavo de arriba. Bueno...Bueno... (Aprieta varias veces el llamador.) -Bueno... (Cuelga. Se sienta al escritorio y toma una carta. Va a leerla cuando suena el teléfono. Descuelga.) -¿Por qué colgaste, idiota? -Perdón. Creí que... –Es el despacho del licenciado Beltrán. –No, señor, no está él. ¿Gusta dejarle algún recado? –De nada. (Va a colgar. Recuerda.) -Y perdone. Creí que... (Cuelga. Toma la carta y lee, aprisa y bajo, para sí.) "María Luisa: Es torpe, según yo, que utilice una carta para decirte lo que siento..." Siento no, siento... (Corrige) -"loque quiero decirte..." (Relee) -"Decirte lo que quiero decirte". ¡Imbécil! (Tacha) -"Decirte lo que..." "decirte lo que..." "poco a poco me... me liga... me ata, me aproxima..." Me aproxima hacia ti (Escribe) –Ajá. (Sigue leyendo.) -"Pero el trato diario en las clases, la clase de camaradería entre nosotros, hace que nuestro trato se torne cada vez..." No, no, no, no. Trato y trato...(Tacha.) Esto es un desgarriate... (La rompe. Coge otra carta.) -"María Luisa querida:" (Despectivo.) -"María Luisa querida..." (Tacha.) -"María Luisa: La lengua es débil y el lenguaje es fuerte. Una carta es... (Desanlentadísimo.) – Ay, Dios, qué porquería. (La rompe también. Toma otra carta. Lee.) "María Luisa Romaña: Quiero empezar con tu nombre completo, escribirlo así, con la música dulce que encierra y que yo repito... entre dientes, paladeándola. María Luisa Romaña (Tímidamente.)": "Estoy enamorado de ti". (Se detiene, nervioso.) –No, creo que no suena bien. (Relee, grandilocuente y apasionado.) "Quiero empezar con tu nombre completo, escribirlo así, con toda la música que encierra y que yo repito entre dientes, paladeándola. María Luisa Romaña: ¡estoy enamorado de ti!" (Se interrumpe. Mira a todos lados, avergonzado. Mueve la cabeza. Rompe la carta, despacito, y la tira. Coge otra más. Lee.) -"María Luisa: dos personas pueden verse diariamente muy próximas y haber sin embargo..." Embargo... Embargo... (Va al diccionario. Se detiene.) -Imbécil. Claro que sin hache. (Regresa. Lee en silencio.) –Sí..., ajá... (Va empezando a leer, de en silencio a entre dientes, de entre dientes a voz baja, hasta terminar, conmovido, leyendo en voz alta.) -"...un sentimiento confuso primero, claro y resplandeciente después. Me atrevo a llamarlo amor, y quisiera verte frente a frente y decírtelo, pero temo el sonido de las palabras en mi voz torpe, y que dudes, y que no creas esto tan serio, tan violento como en realidad es. Tu credencial no la perdiste: la robé yo y te lo confieso sin vergüenza..." (Corrige aprisa.) -"Sin avergonzarme (Suena el teléfono.) –Chin... (Descuelga y contesta.) –Bueno. -¿Con quién quiere hablar? –No, ningún licenciado. (Cuelga, violento. Vuelve a leer, entre dientes.) -"Quería yo tener ese retrato tuyo, y en momentos ridículos me he puesto a hablar con él, a decirle..." (Suena el teléfono. Lo ve con odio. Descuelga y dice un feroz.) -¡Bueno! –Sí, es Ernesto. –Ah, eres tú. ¿Por qué colgaste? –Cuándo no ha de estar hablando tu hermana. Ya cómprale su teléfono. –Oye, ¿te leo la carta? –Qué te importa. –No, no te digo para quién es. – Deja leerte. (La coge y lee.) Bueno, equis, ¿eh?, y digo: "Dos personas pueden verse diariamente, muy próximas..." Sí, claro, que es la misma de hace un rato. – No, la segunda. Hice otra, pero ésta está mejor. –Pues sí, ya te la leí, ¿y qué? ¿Verdad que sí? –Sí, yo creo que está bien. Se la voy a dar con los versos, a ver si azota. -¿Cómo que depende? -¿Qué cada cual requiere diverso tipo de cartas? -¿Y qué? -¿Tenga qué? Lo que quieres es saber quién es ella. –Uh, ni que me interesara tanto tu opinión. –Cuando se la haya dado te digo. –Pero deja leerte este párrafo. –Oh, es un párrafo. –No me digas, a poco vas a estudiar ahorita. – Pues vente ya para acá. –Oye, es que habíamos quedado. Hasta traje mi libro de latín. –Bueno, yo de todos modos voy a estudiar toda la tarde. –No seas mula, si no vienes me va a dar flojera. -¿A bailar? ¿Vas a bailar? -¿Con quién? –Ah, con que tú también. ¿A lo macho? -¡Suave! –Sí, ya sé que tú eres rápido, yo no. ¿Quién es ella? –Dejar ver... ¿Eloisa? –No, la mejor no, pero de las mejorcitas. –A poco no?, ¿pues quién? (Deja de escuchar. Se queda viendo al frente, con la boca abierta. Baja el audífono, ve con odio el teléfono. Vuelve a escuchar, mecánicamente.) Sí, te oigo. –Azotó, claro. Sí. (De pronto cuelga ferozmente el teléfono, con un violento golpe. No deja de sujetarlo, antes al contrario, lo aprieta con fuerza, como queriendo estrangularlo. Afloja lentamente. Se frota los ojos. Lee, irónico, con la voz estrangulada.) "María Luisa: Dos personas pueden verse diariamente, muy próximas..." (Hace una mueca, que es una especie de sonrisa.) – Idiota. (Suena el teléfono. Descuelga. Tose.) –Nada. Es que tocaron la puerta. El chavo de arriba. –Pero ya me voy, oye. Es muy tarde. –Ah, sí claro . (Sufre cuando empieza a oir, interrumpe.) –Pero luego me cuentas mejor. -¿Qué cosa? (Sigue escuchando.) –Espérate, están tocando otra vez. Y ya me voy. Sí, nos vemos. (Cuelga. Relee.) "María Luisa: Dos personas pueden verse diariamente, muy próximas y haber, sin embargo, llegado a un grado de..." (Rompe la carta con violencia, en menudos pedazos que estruja y azota en el cesto. Toma los versos y lee con rabia irónica.)

Entre semillas de girasoles,
envuelto en papel azul turquí,
finamente guardado y envuelto
está el beso que nunca te di.
El beso, sí,

(Se va dejando conmover, un trémolo le invade la voz.)

el que se fue poniendo amarillo,
el que pude perderlo pero no lo perdí,
rayado con tenues hilitos de sangre...

(Se interrumpe, a un paso del sollozo. Rompe, casi con cólera, el papel, pero se detiene. Lo ve. Lo dobla con amoroso cuidado y lo guarda en su cartera. Sale.)

viernes, septiembre 09, 2011

Vienes o vas


Si vienes o vas es lo de menos,
que importa el camino, importan las huellas.
Si quieres o no, mi razón no discute,
si duele o no, qué sé yo.
Tengo miedo que la cotidianeidad,
de quedar inerte, de morir de pie.
Qué tiene de malo el caminar tranquilo,
si quiero querer, y tú, jugar conmigo.
Por qué me paso la vida intentando,
porque te ves como sombra,
y tu presencia es todavía lejana.
Me falta mucho para ser un buen poeta,
es que alguien se llevó mi rima
alguien se llevó mis juguetes,
mis miedos cuando todavía no eran míos.
Vienes, vas; voy y luego vienes;
te vas tan lejos que, luego,
en ochenta días estás de regreso.

jueves, septiembre 01, 2011

Escribir por ejemplo...


Escribiré en un día cien poemas
todos y cada uno llevará tu nombre.
Empezaré con: "siempre pienso en ti..."
o quizás: "cuando te veo sólo pienso en abrazarte,
tomar tus suaves manos, hablar contigo..."
Seguramente continuaré con:
"Agradezco el dejarme estar a tu lado
mientras dejo que se pinte un oleo en el cielo,
sintiendo el aire que enreda tu cabello,
y escuchando el sonoro palpitar del mundo en tu pecho".
Mi tercera poesía diría: "Tus deseos no son vanos,
son concedidos a tiempo y destiempo..."
me pondré filosófico, nihilista.
Con el fresco de la tarde escribiré algo cursi:
"Cada segundo a tu lado es tan eterno como el mar
y tan frágil como el cristal
tan abundante como la plata
y mucho más que oro afinado".
Al final del día sólo escribiré:
"Gracias por no negarme tu existencia,
por brindarme una ocasión, un pretexto,
cien motivos para demostrarte
aquello que siento por ti...
Gracias por ser como eres,
por quererme como me quieres
y por todo lo que me has dado."

  © ######## ######## Ah Kin Xoc 2006

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