¿En qué te has convertido?
Quise besarte y matar mi deseo por amarte
tenía la intención de decir basta, de olvidar
de darme la media vuelta y
so pena de convertirme en sal, no voltear.
Era mi mundo perfecto, con nubes, arboles
todo a la medida, nada compartido,
me dejaste sin tu compañía.
Y noche tras noche me prometí volver a empezar
que lo que parecía mío nunca lo fue, ni lo será,
¿tú lo creíste? ¿No? Me entristece tus palabras.
Quise morir, darme por vencido y sembrar
una semilla de plomo en mi cabeza...
de nada sirvió los te quiero, las tazas de café
los papiros, los regalos y los abrazos que nos dimos
y el recuerdo del beso que nunca nos dimos.
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