Veintiséis primaveras
Lo de siempre... Me paso meses planeando mi cumpleaños y proclamando su inminente dicha. Llegó el mero día que es hoy, y no sé qué cara ponerle. Me desperté en la mañana, visité el espejo y con horror comprobé que traía la cara de candidato presidencial: deteriorado, afligido y sin saber en realidad si la dicha la alcanzaré en este mundo, o en el próximo. Pese a todo pronóstico, me la pasé muy bien.
Me faltó un trozo de carbón que en menos de mil años podría ser un bello diamante... ya saben.