lunes, febrero 28, 2011

Existencia poderosa


Óyeme tú bellísima
no soporto tu presencia.
Mírame, observa de que modo
tu cariño daña y destruye.
  
Si fueras, no lo sé, un poco menos bonita,
si tuvieras un defecto en algún sitio
un dedo mutilado y evidente
algo que hiciera que lastimara tu voz,
una gran cicatriz junto a esos labios
de fruta y manantial en movimiento
una mala pincelada imperceptible
en tu carácter, en la sonrisa.
Yo podría tolerarlo.
 
Pero tu cruel belleza es impecable,
no hay un minuto de reposo
para tu incesante luz
de estrella fugaz
que espero algún día poder alcanzar,
y desespera comprender
que ni aún la mutilación y destrucción
te quita tu belleza,
por lo contrario te hacen mas bella
como a ciertas estatuas marmoleas.

Me gustas, es verdad,
te lo digo por escrito,
original y dos copias:
bellísima.

miércoles, febrero 23, 2011

Hoy

Hoy me duele la garganta
también me duele el alma
Es como un estar cansado
como andar con un andar pesado.

Hoy pienso que no soy muchas cosas
no soy ordenado
no soy disciplinado
no puedo con los horarios
me arrasan las fechas límite,
desde siempre.

Hoy pienso que esto viene de atrás,
de muy atrás,
de un pasado disipado, caprichoso
voluntarioso, castrante, lacerante.

No puedo con esto, no lo logro.
Me revelo a la eternidad del horario
a la eternidad de ir a la escuela
a la eternidad de usar calcetines nones
a al eternidad de ser caminante apresurado, cansado.

Ya no quiero. No quiero.
Quiero estar enfermo en mi cama.

Por un lado.

Por el otro, estando así,
decidí algo.

Hay cosas que no quiero y no puedo quitar,
como los horarios,
la obligatoriedad de la escuela
la disponibilidad de la beca

Pero hay otras que sí.
Como las mentiras recurrentes
la humillación recurrente
el soportar recurrente
la soberbia recurrente
y sobre todo
la volubilidad recurrente.
Digamos, al cuadrado.

Tal vez este cometiendo un error de nuevo.
Mis razones son mías y para mi,
he decidido eso también.
Son mías.

No tengo un amigo en realidad
no hay absolutamente nada momentáneamente compartido
No sólo no has sabido compartir,
me has pateado brutalmente cuando he tratado de entrar.

Puedes negarlo, es parte de tu prosaicidad.
Para evitarlo, no te lo voy a decir.
A fin de cuentas, lo importante es decidirlo,
lo importante es yo vivirlo.
Lo importante no es decirlo.
Hacerlo. No decirlo.

Ya.

Hoy ya.

A.C.

sábado, febrero 12, 2011

Espacio

Otra vez, y otra vez, y otra vez
esta pared. Esta eterna pared.
Eterna contigo, vivida contigo,
conocida contigo.
Desde siempre, desde donde alcanza mi memoria
era "ahí vas"
Nos mutila ¿no lo ves?
Vas y vienes, no lo quieres aceptar.
Subes y bajas, nos subes y nos bajas
no lo quieres aceptar
Prefieres negar, argumentar, endosar
Ni siquiera aceptaste este espacio
¿qué no es público?,
no aceptas el hecho de mi necesidad,
porque yo no importo
porque lo que está dentro de mi es lo de menos
porque tú le hechas todas las ganas y yo no lo valoro
porque al final siempre está la opción de siempre:
si tanto lastimo mejor ahí la dejamos.
Por novencientava vez.
Me jacto, ni una sola de mi boca.
Me jacto, de ni siquiera haberlo pensado.
¿Qué tal la opción del perdón?
Novecientas veces desconocida
Novecientas veces ejercida
Otra vez voy a dormirme bien tarde
bien hueco
bien triste
bien impotente
por arañar un tiempo que se traba en mis uñas.
Este es mi espacio, el único que tengo.
El que nos separa, el que no conoces
el que contiene todo lo que no quieres ver
el que contiene todo lo que no quieres contener
no puedes contener
no piensas contener
no sabes contener.
El que acumula como probeta
gota a gota
raya a raya
cada una de mis lágrimas
a las 2 de la mañana.
Para eso nació, tristemente, felizmente.
Tengo un espacio.
El que querría en ti.

A.C.

martes, febrero 08, 2011

Cuando extrañamos


A veces tenemos algo o sentimos algo
o alguien nos tiene o nos siente
y luego ese algo no esta,
como de pronto.
Notamos que no esta, que falta
y decimos que lo vamos a buscar,
que es necesario buscarlo.
Y de pronto, así como calentando las lentejas
sentimos algo extraño
algo que no es usual
como un olor raro.
Olfateamos, buscando
pero no vemos nada.
Pero de pronto, de un instante a otro aparece una flama
abajo de la olla de lentejas, sí, ¡es una flama!
una flama rara.
Nos acercamos, enfocando la vista
aguzando los ojos entrecerrados
increíble,
ahí está el cuchillito que tanto buscábamos
lo que arde en un gran fuego naranja
es el mango de plástico del cuchillito negro.
Se hace la luz. Ahí estaba lo que perdimos
si hubiéramos buscado quizá no se habría quemado
no estaría irremediablemente perdido.
Pero aunque teníamos esa sensación de ausencia
ese propósito de búsqueda,
sólo buscamos con los ojos por encima
y el mango era negro y la hornilla negra
y pusimos las lentejas a prisa, sin ver,
en automático.
Así a veces perdemos cosas, dejamos de sentir cosas
o alguien deja de tenernos o de sentirnos
porque ya nos quemamos
aunque quisimos buscarnos.
Cortamos, sí, tenemos hoja y filo
pero ya no tenemos mango.
¿Qué se hace?
Llenar un vaso, apagar las llamas
escandalosas,
esperar a que el plástico derretido se enfríe
y, esta es la parte que se graba en cámara lenta,
despegar el cuchillo que tanto amamos
y luchar contra el sentimiento de no tirarlo a la basura
quisiera conservarlo
aunque inservible, guardarlo
me resisto a tirarlo.
Finalmente lo tiro. La bolsa de basura es blanca
y hay mucha basura orgánica.
Me arrepiento, ahora que lo pienso
debí tirarlo aparte, al menos no mezclarlo.
O no debí tirarlo.
Lo extraño.
A veces tenemos algo o sentimos algo
luchamos,
una lucha solitaria, callada, dolorosa.
No buscamos, no nos buscan.
Nos quemamos.
Añoramos.
Pasan los días, la bolsa no esta en la casa
pero seguimos viendo esa última imagen.
¡Qué fácil! Se compra otro cuchillo.
No es lo mismo. Quizá éste tenía un significado.
A veces sentimos cosas que nadie busca,
que nadie escucha
que a nadie importan.
Y cuando nos quemamos bajo las lentejas
ni nos notan.
Soñamos que nos notan.
Escribimos que nos notan.
Imaginamos que nos notan.
Pero no. No nos notan.
No noto, no notas, no nota
no notamos, no notan.
Ardemos, inadvertidos.

A.C.

sábado, febrero 05, 2011

Bestia



Soy transparente.
Me puedes oler muy bien.
Desde que me presento,
No tengo que hablar
para darme a entender.
Mis ojos te lo dicen todo.
Mi boca arrulla lo que pienso.
Sabrás que es lo que siento,
Con sólo tocar mi piel.
No muerdo, ni acaricio.
Sólo hiberno todo el tiempo,
En mi jaula de almohadas,
Dónde nadie sabe la verdad.

No tengo voz para decirlo,
Por eso vengo y te lo escribo.
He deshonrado a mis principios.

Nunca he tenido la furia de un león.
Siempre tomando el camino corto,
Como él me enseñó.

  © ######## ######## Ah Kin Xoc 2006

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