martes, febrero 08, 2011

Cuando extrañamos


A veces tenemos algo o sentimos algo
o alguien nos tiene o nos siente
y luego ese algo no esta,
como de pronto.
Notamos que no esta, que falta
y decimos que lo vamos a buscar,
que es necesario buscarlo.
Y de pronto, así como calentando las lentejas
sentimos algo extraño
algo que no es usual
como un olor raro.
Olfateamos, buscando
pero no vemos nada.
Pero de pronto, de un instante a otro aparece una flama
abajo de la olla de lentejas, sí, ¡es una flama!
una flama rara.
Nos acercamos, enfocando la vista
aguzando los ojos entrecerrados
increíble,
ahí está el cuchillito que tanto buscábamos
lo que arde en un gran fuego naranja
es el mango de plástico del cuchillito negro.
Se hace la luz. Ahí estaba lo que perdimos
si hubiéramos buscado quizá no se habría quemado
no estaría irremediablemente perdido.
Pero aunque teníamos esa sensación de ausencia
ese propósito de búsqueda,
sólo buscamos con los ojos por encima
y el mango era negro y la hornilla negra
y pusimos las lentejas a prisa, sin ver,
en automático.
Así a veces perdemos cosas, dejamos de sentir cosas
o alguien deja de tenernos o de sentirnos
porque ya nos quemamos
aunque quisimos buscarnos.
Cortamos, sí, tenemos hoja y filo
pero ya no tenemos mango.
¿Qué se hace?
Llenar un vaso, apagar las llamas
escandalosas,
esperar a que el plástico derretido se enfríe
y, esta es la parte que se graba en cámara lenta,
despegar el cuchillo que tanto amamos
y luchar contra el sentimiento de no tirarlo a la basura
quisiera conservarlo
aunque inservible, guardarlo
me resisto a tirarlo.
Finalmente lo tiro. La bolsa de basura es blanca
y hay mucha basura orgánica.
Me arrepiento, ahora que lo pienso
debí tirarlo aparte, al menos no mezclarlo.
O no debí tirarlo.
Lo extraño.
A veces tenemos algo o sentimos algo
luchamos,
una lucha solitaria, callada, dolorosa.
No buscamos, no nos buscan.
Nos quemamos.
Añoramos.
Pasan los días, la bolsa no esta en la casa
pero seguimos viendo esa última imagen.
¡Qué fácil! Se compra otro cuchillo.
No es lo mismo. Quizá éste tenía un significado.
A veces sentimos cosas que nadie busca,
que nadie escucha
que a nadie importan.
Y cuando nos quemamos bajo las lentejas
ni nos notan.
Soñamos que nos notan.
Escribimos que nos notan.
Imaginamos que nos notan.
Pero no. No nos notan.
No noto, no notas, no nota
no notamos, no notan.
Ardemos, inadvertidos.

A.C.

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