Internet, las nuevas tecnologías 2.0, y la supercarretera de la información han desatado un furor en los últimos años, a pesar de eso, la gente prefiere cada vez más las experiencias reales. Es quizá este el mejor toque que tiene una de las redes sociales que ha estado cobrando fuerza debido a la interacción (bidireccional o unidireccional) de su comunidad.
Como todo lector asiduo de
feeds de blogs acerca de tecnología descubrí Twitter a principios del 2008, en lo particular no me causó gran interés, pese a los continuos posts referentes a "qué hacer cuando Twitter está caído". Finalmente cedí, y un 8 de Noviembre de 2008 saqué mi cuenta, honestamente no sabía que hacer ya que se me hacía algo estúpido escribir tan sólo 140 caracteres. Bien dicen que después de descartar lo imposible queda lo improbable, y después de esto, la verdad. Poco a poco, al principio con temor y reserva -a costo de mi privacidad- fui "cayendo en las redes". Como no sabía qué hacer apliqué el criterio de búsqueda con la palabra "química", debido a que soy QFB. El primer resultado que me arrojó fue:
Y agregué a Daniela, y así empezó todo, una cosa lleva a otra tal y como lo dice el determinismo. No era química, pero a partir de leerla empecé a tener idea de lo que más o menos era el Twitter y que no hay reglas escritas, quizá muchas de sentido común pero que todo dependía del usuario. He ahí la libertad, he ahí lo inflamable, inestable, amable y peligroso que podría resultar 140 caracteres.
Lo que siguió después no puedo explicarlo, la barrera de la privacidad en algunos casos quedó reducida a nada ya que, tal como lo hacen los adictos, la comunidad planeaba reuniones, trataba de protegerse como una manada, y "seguirse" bajo criterios de intereses mutuos. A través de los meses he conocido buenos y malos escritores, gente culta y gente lépera, gente bonita y gente fea, ricos y asalariados. No hay diferencia, es lo más parecido a la canción de "Imagine". Una utopía en 140 caracteres.
Mi
time line lo adornan abogados, ingenieros, químicos, arquitectos, investigadores, profesores, estudiantes, amas de casa, médicos, diseñadores, historiadores, gente que disfruta lo que hace: comunicarse. Gracias a esto mi asistencia a galerías de arte ha aumentado, mi presencia en conciertos de grupos incipientes ha sido agradable ya que he disfrutado de buena música;las recomendaciones musicales, literarias, guarras y demás han servido para crear algo que bien podría decirse "cultura". Quería experiencias reales, comunidades reales, no virtuales, finalmente la encontré.
En 140 caracteres fluyen desde el arte, la narrativa, el humor, las noticias locales e internacionales, los chismes y la opinión cruda, ácida e imparcial de quien vive una experiencia real
per se. Todas estas cosas son maravillosas. En el futuro, cuando haya máquinas inteligentes capaces de hacer las tareas tediosas, los artistas humanos serán apreciados e irreemplazables, únicos en un mundo automatizado. Pintores, escultores, periodistas, escritores, actores, arquitectos, animadores e incluso, por qué no, los tuiteros adquirirán fama y respeto porque harán con su opinión quizá no un mundo ideal pero sí un mundo real