El vaivén de tus piernas.
No podré describir los rios subterraneos de tu intimidad
ni describir la pureza de sus aguas frescas, llenas de vida.
Cauce inimaginable por el que delirio todas las noches
atrapado entre raudales y corrientes de frenesí, sólo,
en mi cuarto.
Esos ríos que irrigan campos de fresas y melones,
que hacen que tu orografía vibre, se estremezca,
que hacen que de mi broten semillas
que hacen de ti mi vida.
Es en el vaivén de tus piernas donde naufrago
donde olvido mi nombre y sueño con el tuyo
en ahí donde ara mi quilla, en tus blancas arenas.
Entonas cantos élficos al caer la tarde
y al amanecer vuelves a ser del viento
vuelve a mi, que quiero volver a naufragar.
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