Octubre 2009 Para los Aries como yo no es necesario tocar la puerta, tirarla quizás, pero tocar, difícilmente. Y no es que crea en los astros o que el destino esté escrito en las estrellas, en los números, cartas raras o en el fondo de una taza de café; no puedo negar el hecho de que me han sucedido una serie de eventos inesperados, me niego a llamarlo coincidencia.
Escribo porque lo siento, porque me nace como pretexto, porque soy sensible ante lo bello. Es una lástima y te lo digo, que no se pueda decir te quiero a una persona recién la conoces, porque si no, probablemente te lo hubiera dicho. En estos momentos quisiera no creer nada, no sentir, no tener noción de que el mundo se acaba. Me recuerda a una frase de Mafalda: "paren el mundo que me quiero bajar". Las cosas siguen y no se detiene, para bien o para mal, no sé en que momento se me ocurrió conocerte, si es el oportuno, el apropiado. Sólo sé que ha sido lo más encantador, diferente y gracioso que me ha pasado en años.
Eres atractiva, elegante e inteligente, adjetivos trillados, novelescos y baratos, lo sé, pero ¿qué quieres que te diga que no haya sido ya dicho antes? si tienes mi espíritu pendiendo de un hilo. No sé de qué manera, en qué momento comenzaste a dar rondas en mi cabeza. Quisiera ser parte de tu caprichoso ser y que yo sea tu punto frágil. ¿Por qué no?