Lágrimas, un lunes por la tarde
Eres única
y yo no soy de lo más normal
has sacrificado tu orgullo
cómo no te voy a perdonar.
Parece ser que ese día tus ojos
no irradiaban el calor cegador del sol
y en la tarde amiga mía
una lágrima de tus dulces ojos tristes broto.
Esas perlas líquidas
que se desprendieron de tus radiantes pupilas
no creía merecerlas; si tú no mereces las mías,
no había razón lógica para merecer las tuyas.
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