Bienaventurada
Tu rostro me ilumina
tu presencia me bendice
tus manos de glacial me abrazan
tu beso, lava de un volcán
dibujado en el cráter de tu boca,
me conforta y me da paz.
Mientras haya reflejo de mi ser en tus ojos,
mientras sanes mi locura en tu cenit,
yo te seguiré queriendo.
Mientras haya nieve en tu cumbre,
fuego en tu corazón
y ese poder de ensueño en tus olas,
yo te seguiré queriendo.
Que no me falte ni la fe, ni la esperanza,
ni los astros, ni las flores,
pero sobre todas las cosas:
que no me faltes tú.
0 comentarios:
Publicar un comentario