Sabor a miel
El verdadero desprecio es el olvido,
el rencor del alma que ata nudos en la garganta
que hace de nuestras vísceras un festín caníbal,
es el olvido que dan los segundos distantes
el sabor a hiel y el sepulcro al cuerpo,
y a los ojos llorosos el sabor a miel.
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