Detergente
No debemos llevar de vez en cuando nuestra conciencia a la lavadora llamada "Iglesia", darle unos cuantos ciclos de lavado con unos cantos, una prédica u homilía y sacarla pura y blanca por efecto del detergente del perdón, lista para que volvamos a ensuciarla, debemos tener en cuenta que sólo tenemos una conciencia y que, si la lavamos muchas veces, se le hacen agujeros que las máquinas no pueden zurcir ni el arrepentimiento repetido remendar... adivinaron, hoy me tocó lavar ropa.
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