Esto son las divagaciones de un alma poética en cuya esencia brota la nostalgia y...EL OLVIDO. Matza Maranto:
Ojalá que te vaya bonito,
ojalá que se acabe tus penas,
que te digan que yo ya no existo,
y conozcas personas más buenas.
Volví la vista hacia ese semáforo que me indicaba cada vez mas a vivir; el café se ha convertido en algo fundamental, me heredaste tus manías, extraño tu cuerpo, tu espalda como una planicie donde podía perderme; esa tu forma tan dulce de hacerme daño, de creer que podemos volar juntos y es que solo podemos fundirnos cuando la pasión nos atrapa. Siempre he sido devota de los hombres, mayores, de las mariposas grises, de los alientos postergados, contigo me volví adicta al jaque mate. No sé en momento me ahogue en ti y comencé a vivir, tu oficina, tus problemas, tu manera desesperada de fumar, tus cuentas, tus deudas, tu mundo partido a la mitad. Yo solo cruzaba la acera, tú salías del trabajo y nos encontramos, en pocas lunas éramos una sola unidad, una unidad compuesta de ti y de mí y sobre todo de ella, esa tercera persona del plural; mientras pasaba el tiempo fumaba, fumabas, nos fumábamos.
Que te den lo que no pude darte
aunque yo te haya dado de todo,
nunca mas volveré a molestarte,
te adore, te perdí, ya ni modos.
Empezamos libres y hoy traemos cadenas interminables, viéndonos, dañándonos, sabiendo que esta vez no se vuelve al pasado; es que esto tenia que ser así… tus manos sobre mi piel, viajando a través de mi vientre, emprendiendo el vuelvo desde que mi cuerpo es un eterno aeropuerto de ti. Tu respiración agotaba mi vida, en las noches, los cigarros no acortaban distancias, salía a buscarte y me encontraba con el contestador del celular donde las dudas se aclaraban, mi numero era bloqueado para no terminar la función; una noche de Octubre ella supo que lo que había empezado por una curiosidad.
Me estaba enredando en un huracán que no tenia destino, es que eso eres tú, un huracán. Los años que nos separaban Aleix, esa corta vida que habías recorrido antes de mi, confundía mis horas, si Aleix cada día mas me volvía mas tuya y tu cada vez menos mío.
Tantas cosas quedaron prendidas
hasta dentro del fondo de mi alma,
tantas luces dejaste encendidas
yo no se como voy apagarlas.
Pudimos volar juntos, tu decías que si podíamos, que el tiempo era el pasaporte para este viaje, y te creía Aleix te creía aún sabiendo que no era cierto; pero yo olvidaba todo mientras nos metíamos en el auto y eras una parte de mi, donde las palabras mas hermosas eran silencios, donde tu te olvidas de tu recuerdo Barcelonico, es que en que momento ¿Deje de escuchar José Alfredo para escuchar Sabina?, ¿En qué momento Arráncame la vida se volvió esa canción aprendida? Aleix ese pequeño mundo que construimos a instantes, donde tú y yo éramos únicos habitantes, esa realidad construida de tres a cuatro veces por semana solo en el transcurso de algunos minutos; era una espacio fugaz, una mentira con rostro.
¡Que te dejara! -Me dijeron - que me harías daño, que me utilizarías, que te robarías mi alegría, y yo ciega y sorda, olvidaba todo lo dicho con tal de ser una ciudad en tus ojos; ¿Por qué ahora ya es tarde? ¿Por qué teniéndote lejos, estas conmigo?
Ojalá que mi amor no te duela
y te olvides de mi para siempre,
que se llenen de sangre tus venas
y te vista la vida de suerte;
yo no se si tu ausencia me mate,
pero nadie me llame cobarde
sin saber hasta donde la quiero.
Regreso al sitio donde te encontré para salvarme, para no dejarme hundir, para comprender a Stefan zweing en veinticuatro horas en la vida de una mujer, la protagonista que ahora se volvía mi heroína, todo por ti, todo por un hombre, no llegaste, ayer te dije que volaríamos juntos hacia el país de el flamenco huiríamos de la manera mas cobarde, pero a estas alturas esa era la única solución, dijiste si, y yo también acepte, te bese, me besaste, nos unimos, ninguna noche como la de ayer, una antes de todas nuestras noches juntos; iríamos a conocer Granada, a escuchar sevillanas, a empezar juntos, a reconstruirnos ¿Era así Aleix? ¿Era así? Se escucha José Alfredo a los lejos, tengo que regresar a casa, con los veinte años que nos separan, me voy decidida a olvidarte; tengo que regresar… la luz verde.
Ojalá que te vaya bonito. (José Alfredo Jiménez).
Matza Maranto