Tanto, tanto
A veces no sé como decirlo,
con tinta, bits u ondas;
no sé como sentirlo,
calor, escalofrío o llanto.
Te he confesado tanto.
Te he ocultado tanto.
Un día de estos colgaré
algo en ese árbol frente a mi ventana
y es que nunca ha tenido una vida útil,
salvo servir de inspiración a mi terror nocturno,
el que apareció con mi huida,
que me hace ser el mejor amante de mis sabanas.
Me he ocultado tanto.
A veces no sé como decirlo,
con almohadas, flores o notas
esquivo mil recuerdos
y pretendo escuchar palabras.
Tu voz llega tenue
como la brisa del verano
cálida como el sol del campo.
Y es aquí donde se hace presente
mi furtiva respuesta ausente
ya desde hace tiempo:
¿Te veré mañana? Quizás.
Te he esperado tanto.
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