domingo, noviembre 28, 2010

Arturo y la luna

Arturo esta triste
y no ha venido a hablar conmigo,
lo último que supe es que estaba rendido
con su paciencia en un hilo
y su corazón asustado al borde de un precipicio.
 
Sé que no puedo ayudarle,
tan cerca y tan lejos estoy de él,
la distancia entre universos genera abismos interminables,
torbellinos galácticos que impiden que la luz circule.
 
Difícil es vivir este constante engaño
de verte a medias, una vez al mes,
sin saber que decirte y tú que contestarme,
de dime y te diré,
como muralla de guerra
la distancia impide que digamos la verdad,
dulces gotas de elixir galáctico.
 
Pero quién soy yo para reprocharte
y cuestionar  tu conducta,
sólo soy una piedra muerta
que refleja luz ajena, fría e indiferente,
que iluminó por vez primera
el barco de papel de tus sueños.

miércoles, noviembre 24, 2010

Un mal poeta


Hoy
que se ha secado el cuenco en donde abrevo
y se han destrozado por completo
mis ya de por sí zapatos rotos de poeta,
me nace escribir de ti,
como por inercia
como si algo interno me obligara a hacerlo,
una señal ardiente de un núcleo vivo
en un planeta cuya faz esta desolada y muerta…

Un mal poeta eso es lo que fui
que sólo hablaba y escribía del sol y las estrellas,
porque esas dos cosas no se pueden alcanzar, tan solo mirar…
Escribo utopías,
escribo poesías,
es todo lo que puedo dar,
un terco poeta
así me nombran al pasar.
Arturo Vir.
El Poeta de los Zapatos Rotos,
así me hago llamar.

domingo, noviembre 14, 2010

Debo


Debo de dejar
de pensar tanto en ella
porque me esta consumiendo la mente,
ahogando mis neuronas
y destrozándome el corazón.

Debo pensar más en la novela
que toda mi corta vida he querido escribir.

Pero,
¿Cómo alejarme de ella
si la necesito cerca de mí?
Y ella, ¿Qué estará sintiendo?
¿Cuándo ira a entregarme el corazón?
¡Oh! Si yo supiera,
si supiera cuando se romperá
el silencio que me hace pensar
y compartirá conmigo la alegría
que me hace llorar. Debo esperar.

Y por último debo,
debo agradecerle,
decirle antes de morir o de matarme:
“Gracias por ser como eres,
por quererme como me quieres
y por todo lo que me has dado”.

miércoles, noviembre 10, 2010

Érase una vez un sueño


El tiempo es un ladrón
ahora perdido en mi propio mundo,
el universo de la ilusión.
Mis memorias son como las sombras
de un niño en la pared:
estoy perdido en mi propia realidad
los sentidos me inundan,
no me lo puedo explicar,
no los puedo controlar.

No puedo notar la diferencia
entre lo real y lo imaginable,
soñando en lo primero,
viviendo en lo segundo
y durmiendo a gusto en sus fronteras.

Las voces de mi alma
me hablan en un alfabeto perdido,
voces espectrales de mi conciencia muerta
que yo creía sempiterna.

Te veo mientras duermes.
Tu corazón palpitando
como un pedazo de tiempo.
Tus dedos sobresalen
entre las sabanas enredadas.
Me pregunto: ¿A dónde vas en tus sueños?
¿Qué maravilla de la tierra visitas y deseas?

No te asombres
cuando veas en mis manos margaritas
arrancadas del sueño que soñabas.
La hierba se seca y la flor se cae,
ambas se deshacen lentas,
como este mundo de sueños
que se desvanece con el amanecer.
Érase una vez un sueño…
No es que trate de fingir,
sólo de ser veraz en este universo.

domingo, noviembre 07, 2010

Los caminos del corazón

Sigo esperando tu llegada.


La música resuena en mis oídos mientras tanto, la cafetería está sola y un mísero salero adorna la mesa. Escribo para no sentir la soledad, para concentrarme en mis recuerdos, para traer a la vida tu figura.

Dime, ¿qué ha sido de ti? ¿por qué demoras tanto tu regreso? No voy a negarlo, todavía se me va la voz al mencionar tu nombre, al cantarte quedito cuando nadie me ve. Conjugando verbos: queriendo, intentando, pretendiendo, ando, endo olvidando.

Sé que eres feliz y con eso tengo bastante, aunque mis palabras suenen vacías, distantes, carentes de la familiaridad a la que estábamos acostumbrados. Quiero verte como amiga, como un sueño etéreo y dorado, como objeto arqueológico, como polvo, pasado.

El adiós más difícil fue cuando me negué a mirar atrás, cuando el caos reinó al final de mi novela personal. Sabes, desde mi interior busco tu abrazo, tu sonrisa constante...

Sé que se me hizo tarde, mi tiempo no es tu tiempo, mi querer no es tu querer, mis caminos no llevan a Roma. Mis veredas invitan a perderte en ellas, caminos hacia ningún lugar.

Ya no quiero extrañarte, ni escribirte, ni llamarte a deshoras, a veces quiero mandar todo al carajo, llorarte, guardar luto y de una vez por todas: olvidarte.

sábado, noviembre 06, 2010

Final opcional para una novela de amor incompleta


No puedo imaginar
con que dolor y tristeza la vio partir,
sabía que cuando le hiciera falta él ya no estaría allí.

Ella se iba lejos, con prisa,
como si huyera de algo espantoso,
como si el destino la estuviera persiguiendo
y ella quisiera desaparecer.

No había canción romántica,
no había un final feliz,
no había ese cálido beso
con el que acostumbran –o mal acostumbran-
terminar las películas románticas de Hollywood,
sólo había soledad y vacío ,
quedaba únicamente un hombre solo, al fin libre,
¿Cómo puede alguien estarlo
de ese sentimiento al que todos llaman amor,
de ese calor que oprime el pecho día a día,
de ese calor que da fuerza para continuar viviendo?

Esta no es una novela ideal,
pues en la escuela aprendí que lo ideal no existe,
¿ese hombre quedo libre? Sí,
libre para poder despertar
y continuar su vida despierto.
¡Oh! ¡Pero si a los hombres nos encanta soñar!

Ahora Ella se había convertido
en un recuerdo borroso,
una figura sombría que lo atormentaría
durante el resto de su vida
desde algún sitio recóndito en su mente.

Él no buscaba morir de esa forma,
simplemente sentía que debía hacerlo
y prefería recordarla así, a su modo,
muriendo lento, en presente sinuoso
y con un futuro incierto
que en un pasado tormentoso
y desierto.
Él no lo buscaba,
nadie lo hace, simplemente sucede
y hay que hacerlo.
Aunque a fin de cuentas,
este es solo un final opcional
para una novela de amor incompleta.

jueves, noviembre 04, 2010

A punto de nunca suceder

Arrumbados en el ático de mi memoria
junto con mi imaginación
se encuentran un par de ojos claros
a los que he olvidado cantarles una canción.
Los encontré en una caja
un poco empolvados por el tiempo
¿coincidencia?
Respuesta de tontos y mentirosos es esa,
lo llamo destino,
no se me ocurre otra palabra
para describir lo sucedido con semejante tino.
 
Aun brillaban como estrellas en el firmamento
así que me detuve a contemplarlos un momento.
¡Qué ojos! Siempre me ha cautivado la belleza
y al querer tocarlos, tuve miedo,
miedo de arruinarlo todo a causa de mi torpeza.
 
Iluminándome
como rayos de sol en mi ventana
recordé a quien pertenecían,
eran sin duda los de Roxana.
 
Sucedió esto en una tarde,
una noche o una mañana,
no recuerdo o no quiero recordar,
no conté el tiempo en realidad
que mantuve contemplándolos
sin pensar en nada más.
 
Quería arrullarlos entre mis brazos,
pero ese temor constante a su belleza externa
con miedo a que me contagiara su belleza interna
me hacia abstenerme a besarlos.
Y pensar que esto estuvo
a punto de nunca suceder,
sólo por que subí al ático a buscar algo,
no recuerdo exactamente qué.
 
¡Ojos vítreos!
¡Ojos claros color café!
Dejaron de ser recuerdo perdido
espero no olvidarlos de nuevo,
es lo único que pido: no olvidarlos espero.

martes, noviembre 02, 2010

Recuerdos perdidos

Yo creía
que tenías la piel de durazno.
Yo creía que 
eras la diosa de mi vida.
Yo creía que
eras la luz de mi existencia.
Yo creía que, como zarzal de letras
penetraba tu nombre en mi mente.
Yo creía que…
 
Yo creía que
tú eras mi ambrosia divina.
Yo creía que
recibía vida al haberte ingerido.
Yo creí que
sin tu amor en este mundo no hubiera sobrevivido.
Yo creía que
el error más grande fue quererte más de lo debido.
Yo creía que…
 
Ahora sé que tenias la piel de curasao,
embriagabas mis sentidos
hasta verme cada día en ti ahogado.
Eras el Hades de mi muerte,
la luz que me cegaba,
que me impedía lejos de ti mantenerme.
Hiedra perenne trepaba y
se enredaba en mi mente.
 
Resultaste ser mi cicuta socrática,
mi áspid cleopátrico.
Ahora, olvidando mis errores
y aunque con un poco de lasitud,
puedo mirarte de frente y decirte:
“Hay personas en el mundo
que saben apreciar en realidad
lo que soy mucho mas que tú”.
 
No supiste apreciarme,
por ese motivo, no vale la pena suicidarme.
Y yo que siempre creí,
creí que entre tú y yo esto nunca terminaría,
aunque a fin de cuentas con creer esto qué perdería.
Pobre iluso, yo siempre todo te lo di
y nunca nada a cambio recibí.
Sin estos recuerdos perdidos, ¿qué haría?
nada, ¡que no ya todos los perdí!
Y si es que aun hay algunos sobrevivientes,
algunos no perdidos, esos, esos te los dejo a ti.
 
Estaba en el paradigma más hoy he cambiado.
Aunque quizás algún día te vea por la calle
buscando entre las hojas secas
el perdón de mi amor olvidado.

  © ######## ######## Ah Kin Xoc 2006

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