A punto de nunca suceder
Arrumbados en el ático de mi memoria
junto con mi imaginación
se encuentran un par de ojos claros
a los que he olvidado cantarles una canción.
Los encontré en una caja
un poco empolvados por el tiempo
¿coincidencia?
Respuesta de tontos y mentirosos es esa,
lo llamo destino,
no se me ocurre otra palabra
para describir lo sucedido con semejante tino.
Aun brillaban como estrellas en el firmamento
así que me detuve a contemplarlos un momento.
¡Qué ojos! Siempre me ha cautivado la belleza
y al querer tocarlos, tuve miedo,
miedo de arruinarlo todo a causa de mi torpeza.
Iluminándome
como rayos de sol en mi ventana
recordé a quien pertenecían,
eran sin duda los de Roxana.
Sucedió esto en una tarde,
una noche o una mañana,
no recuerdo o no quiero recordar,
no conté el tiempo en realidad
que mantuve contemplándolos
sin pensar en nada más.
Quería arrullarlos entre mis brazos,
pero ese temor constante a su belleza externa
con miedo a que me contagiara su belleza interna
me hacia abstenerme a besarlos.
Y pensar que esto estuvo
a punto de nunca suceder,
sólo por que subí al ático a buscar algo,
no recuerdo exactamente qué.
¡Ojos vítreos!
¡Ojos claros color café!
Dejaron de ser recuerdo perdido
espero no olvidarlos de nuevo,
es lo único que pido: no olvidarlos espero.
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