Final opcional para una novela de amor incompleta
No puedo imaginar
con que dolor y tristeza la vio partir,
sabía que cuando le hiciera falta él ya no estaría allí.
Ella se iba lejos, con prisa,
como si huyera de algo espantoso,
como si el destino la estuviera persiguiendo
y ella quisiera desaparecer.
No había canción romántica,
no había un final feliz,
no había ese cálido beso
con el que acostumbran –o mal acostumbran-
terminar las películas románticas de Hollywood,
sólo había soledad y vacío ,
quedaba únicamente un hombre solo, al fin libre,
¿Cómo puede alguien estarlo
de ese sentimiento al que todos llaman amor,
de ese calor que oprime el pecho día a día,
de ese calor que da fuerza para continuar viviendo?
Esta no es una novela ideal,
pues en la escuela aprendí que lo ideal no existe,
¿ese hombre quedo libre? Sí,
libre para poder despertar
y continuar su vida despierto.
¡Oh! ¡Pero si a los hombres nos encanta soñar!
Ahora Ella se había convertido
en un recuerdo borroso,
una figura sombría que lo atormentaría
durante el resto de su vida
desde algún sitio recóndito en su mente.
Él no buscaba morir de esa forma,
simplemente sentía que debía hacerlo
y prefería recordarla así, a su modo,
muriendo lento, en presente sinuoso
y con un futuro incierto
que en un pasado tormentoso
y desierto.
Él no lo buscaba,
nadie lo hace, simplemente sucede
y hay que hacerlo.
Aunque a fin de cuentas,
este es solo un final opcional
para una novela de amor incompleta.
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