martes, noviembre 02, 2010

Recuerdos perdidos

Yo creía
que tenías la piel de durazno.
Yo creía que 
eras la diosa de mi vida.
Yo creía que
eras la luz de mi existencia.
Yo creía que, como zarzal de letras
penetraba tu nombre en mi mente.
Yo creía que…
 
Yo creía que
tú eras mi ambrosia divina.
Yo creía que
recibía vida al haberte ingerido.
Yo creí que
sin tu amor en este mundo no hubiera sobrevivido.
Yo creía que
el error más grande fue quererte más de lo debido.
Yo creía que…
 
Ahora sé que tenias la piel de curasao,
embriagabas mis sentidos
hasta verme cada día en ti ahogado.
Eras el Hades de mi muerte,
la luz que me cegaba,
que me impedía lejos de ti mantenerme.
Hiedra perenne trepaba y
se enredaba en mi mente.
 
Resultaste ser mi cicuta socrática,
mi áspid cleopátrico.
Ahora, olvidando mis errores
y aunque con un poco de lasitud,
puedo mirarte de frente y decirte:
“Hay personas en el mundo
que saben apreciar en realidad
lo que soy mucho mas que tú”.
 
No supiste apreciarme,
por ese motivo, no vale la pena suicidarme.
Y yo que siempre creí,
creí que entre tú y yo esto nunca terminaría,
aunque a fin de cuentas con creer esto qué perdería.
Pobre iluso, yo siempre todo te lo di
y nunca nada a cambio recibí.
Sin estos recuerdos perdidos, ¿qué haría?
nada, ¡que no ya todos los perdí!
Y si es que aun hay algunos sobrevivientes,
algunos no perdidos, esos, esos te los dejo a ti.
 
Estaba en el paradigma más hoy he cambiado.
Aunque quizás algún día te vea por la calle
buscando entre las hojas secas
el perdón de mi amor olvidado.

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  © ######## ######## Ah Kin Xoc 2006

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