martes, noviembre 17, 2009

Para que regreses

Evito borrar
las huellas de tus palabras con mis ojos,
disolver con lágrimas
tu corazón hecho letra.
Quito de mi mente
aquellas palabras que no te merecen
y busco verbos y adjetivos
dulces que te embellecen;
el verbo sublime, la rima ideal,
el soneto perfecto.

“Para que regreses…”


De tiempo en tiempo
te llama mi consciencia
te nombra desde el abismo,
grita por tu belleza
más esplendorosa que la luz;
logra verte entre nubes perpetuas,
claridad grisácea y crepuscular
que se filtra a través
del oscuro nido del alma.

“Para que te quedes conmigo…”


Cae la noche con rutilantes estrellas
noche sin promesas, noche mística
donde el mar se une al cielo.
Llegan a mi mente aquellas horas
donde te coroné de orquídeas,
de margaritas y violetas,
lugar donde construí
tu eterno templo de turquesa.
Olvidarte me costó dos mañanas,
veinticuatro noches
sin contar los atardeceres en llanto,
oraciones y botellas de tequila barato.
Me bastó un segundo recordarte,
descubrir los encantos crepusculares
de tu desgastada risa,
deleitarme en un instante
con los rasgos divinos
de tu pétrea figura.
Ilusiones y basura.

“…para que regreses.”


Salen de tu boca vanas melodías
que llegan hasta mis oídos profanos,
palabras mudas para un escritor sordo…
Mi barco sigue, sigue veloz
surcando océanos y mares,
sigo viajando a otros mundos,
buscando murallas de mármol,
estatuas de bronce,
mansiones de piedra gris
y castillos de ónice.

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  © ######## ######## Ah Kin Xoc 2006

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